Para ilustrar este punto daremos el ejemplo siguiente:
Supongamos que una empresa produce 20 productos diferentes. Cada uno de esos productos genera cierto beneficio. Al enumerar la producción anual y la contribución al beneficio que se obtiene, los resultados son los que figuran en el cuadro 6.
La etapa siguiente consiste en reordenar esas partidas por orden descendente de importancia en función de los beneficios. El resultado seria el que aparece en el cuadro 7.
Del cuadro 7 cabe deducir que sólo tres productos, enumerados como «partidas A», representan el 60 por ciento de los beneficios. Estos son los más rentables y cualquier mejora en los métodos de producción de estos productos particulares se reflejará marcadamente en los beneficios. Deberían constituir una prioridad para el estudio. Los productos enumerados en «B», que son siete, aportan el 25 por ciento de los beneficios. Pueden representar, por tanto, una segunda prioridad, mientras que los productos «C» vendrían en último lugar puesto que su contribución a los beneficios es mínima, El mismo tipo de análisis se puede llevar a cabo para determinar «los productos 0 procesos más costosos» 0 «los productos 0 procesos que producen los máximos desechos». Estos pasaran a ser una prioridad para la labor del especialista en el estudio del trabajo.
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