Se ha comprobado experimentalmente que las necesidades de oxígeno para la respiración humana aumentan casi proporcionalmente a la intensidad del trabajo.
Por eso deben dotarse los centros fabriles de ventilación natural adecuada, y si no fuera suficiente, forzada por medio de ventiladores o extractores de aire, no sólo para proporcionar a los obreros el aire puro necesario para su respiración, sino también para la renovación periódica de la atmósfera de la fábrica, viciada con los productos precedentes de la transpiración cutánea y pulmonar, y en muchas ocasiones con gases y polvo procedente de las operaciones que realizan en el local.
Si en la fábrica existen polvos, gases o vapores, es recomendable su eliminación, no sólo para crear un ambiente agradable de trabajo, sino por que según sea su naturaleza y concentración pueden ser tóxicos y dañar seriamente la salud de los trabajadores .
Por otro lado, pocas son las fábricas que no disponen de un sistema de calefacción, si se encuentran emplazadas en una región fría en invierno.
La calefacción mejora el ambiente de trabajo, eliminando el frio y manteniendo el rendimiento de trabajo en las condiciones óptimas. Esto compensa con grandes ventajas el gasto ocasionado por su instalación y mantenimiento.
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